jueves, 21 de marzo de 2013

Cuestión de carácter. ¿3 paso y definitivo?


El emprendedor debe tener altas dosis de confianza en sí mismo y en su proyecto, saber rodearse del mejor equipo, asumir los riesgos del proyecto y tener la constancia y la perseverancia suficientes para seguir adelante aunque los resultados no sean los esperados. Ahora bien, todas estas cualidades pueden tornarse defectos, si no se gestionan bien. 


Veamos algunos ejemplos:


El emprendedor bricolaje

Con esta denominación, Juan Carlos Alcaide, director de MDS (Marketingdeservicios.com), alude a ese emprendedor que bien por ahorrar costes o por autosuficiencia pretende abarcarlo todo él solo: desde el diseño de la página web hasta la gestión de los trámites, pasando por la labor comercial y el desarrollo de producto. “En este afán por hacerlo todo uno mismo, el do it yourself del bricolaje, se encuentra la razón de la mortandad de muchas pymes a nivel mundial”, afirma.

Consejo. Existen numerosos recursos de gestión al alcance de cualquier emprendedor que no suponen un coste excesivo y que, a cambio, le permiten centrarse en lo esencial: el valor añadido de su negocio. Es cierto que existen muchas herramientas empresariales gratuitas en la Red, desde las que te permiten diseñar tu web hasta las que sustituyen a los asesores externos, tanto jurídicos como contables. Cuidado. En algunos casos, pueden resultar interesantes, pero si a cambio de ahorrar unos euros vas a ofrecer una imagen de escasa calidad, el coste a medio/largo plazo será muy superior.

Qué felices éramos

Sobre la idoneidad o no de ir acompañado en la aventura empresarial, hay diferentes opiniones. Para algunos, dos es siempre mejor que uno porque los inicios son duros y es bueno tener un hombro en el que apoyarse, una mano a la que asirse cuando cunde el desánimo. Para otros, sin embargo, es difícil que todos los socios expongan y arriesguen en la misma medida y, como defiende un experto en gestión comercial, “si el negocio fracasa, el que expone más es el que paga los platos rotos. Así que si tú destinas un euro, haz que todos los demás aporten lo mismo. Si no lo hacen, no cedas, emprende tú solo”.

Consejo. Si finalmente vas a emprender en compañía, es necesario dejar muy claro, bien a través de un pacto de socios o de los estatutos, qué ocurrirá con la sociedad en caso de que haya desavenencias. Este es uno de los errores con peores consecuencias para el futuro de la empresa. Tiene una razón lógica: cuando empiezas un proyecto estás muy ilusionado y te llevas muy bien con la otra persona. Pero el día a día, la lentitud con la que llegan los resultados y la ausencia de perspectivas pueden minar la voluntad del más entusiasta. Por eso es importante reflejar por escrito todos los supuestos que regularán la relación de los socios: el grado de implicación en el trabajo, la cantidad que invierten y, fundamental, qué ocurre cuando uno de los socios se quiere ir.

Ese NO que nunca llega

“Durante los tres primeros años, no tuve ningún problema con el cliente. Pero a partir de un momento determinado, empezó a retrasarse con los pagos a la vez que aumentaba el número de pedidos. Durante unos meses traté de negociar con él una puntualidad que nunca llegaba, hasta que me dejó sin pagar los dos últimos trabajos y desapareció”, señala Pedro Enríquez, editor independiente.

Consejo. Si quieres ser emprendedor, debes estar atento a cualquier señal de alerta que te indique un cambio de rumbo en la relación con el cliente, pero sobre todo hay que saber decir ‘no’. Es una premisa fundamental para hacer frente a un cliente moroso, al que te aprieta demasiado o al que te exige trabajos que se escapan de tus competencias, al proveedor que te alarga las entregas intencionadamente, al familiar que te pide favores.

Fiarse demasiado

“Habíamos pactado verbalmente una cantidad por impartir el curso, pero cuando ya lo había realizado y llegó la hora de facturarlo, mi cliente se descolgó diciendo que la cantidad de la que habíamos hablado era en bruto y no en neto”, recuerda I. G., formadora independiente. Este es uno de los errores más de sentido común que, sin embargo, se repiten más a menudo de lo que creemos.

Consejo. No hay que dar nada por supuesto ni por cerrado a no ser que lo tengamos por escrito bien clarito. Incluso con los clientes habituales. Ten a mano hojas de pedido que puedas adaptar a cada situación y no tengas reparo en pasárselas a tu cliente para que te las firme o las corrobore antes de la entrega.

Yo y mis colegas

Cuidado con el equipo del que te rodeas. Es importante seleccionar muy bien a la gente que va a participar en tu proyecto: ha de ser gente preparada, comprometida y eficaz.

Consejo. Tu negocio no es una ONG. Tu gente debe tener la actitud y aptitud adecuadas para el puesto que va a desempeñar, es más, preferiblemente rodéate de personas que sean mejores que tú en su parcela. Sólo así podrás avanzar.

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