Mariano
Rajoy se presenta al último debate sobre el estado de la nación de la legislatura con
un conjunto de medidas concretas para congraciarse con las clases medias castigadas por la crisis y las subidas
de impuestos de 2012.
Son el grueso de los votantes que dieron al PP la mayoría
absoluta en noviembre de 2011 y ahora le dan la espalda en los sondeos para
refugiarse en la abstención.
Se trata de plasmar en ayudas y nuevas rebajas fiscales a las familias y los emprendedores la
proclamada recuperación económica.
El
pasado viernes el Ministerio de Hacienda trasladó al Palacio de la Moncloa el
informe solicitado por el gabinete de Rajoy sobre el margen presupuestario, la llamada “agenda social”.
En el catálogo del departamento
de Cristóbal Montoro figuraban
todas las posibilidades de ayudas y exenciones fiscales que ofrecen las nuevas
perspectivas económicas de crecimiento general y aumento del empleo.
El
presidente del Gobierno se reserva para su discurso ante el pleno del Congreso
el detalle de las medidas elegidas:
- Aumento de las deducciones por hijo en el IRPF.
- Ayudas directas a la familia y la maternidad.
- Más incentivos a la creación de puestos de trabajo.
- Más apoyo para los autónomos.
- Reducción de la subida de las tasas judiciales.
Rajoy
quiere pasar de la defensa general del éxito de su política económica frente a
la crisis y los datos sobre la recuperación a la consecuencias prácticas (y
positivas) sobre los ciudadanos.
Necesita medidas concretas para convencer a las
clases medias de
que la recuperación es un hecho y de que los sacrificios (obligados) que han
hecho entre 2012 y 2014 tendrán ahora su compensación.
El
Gobierno tiene pendiente de concretar, ampliar y presupuestar su anunciado
“plan de familia”, la ley de protección de la infancia o medidas para atajar la
desigualdad laboral entre hombres y mujeres.
Al
jefe del Ejecutivo le gusta marcar los debates desde el arranque con un torrente de anuncios de reformas y medidas concretas sobre las que luego
se tienen que pronunciar los portavoces.
Así lo hizo el año pasado con las rebajas fiscales y ahora planea repetir, según fuentes
del PP. Es la ventaja del presidente del Gobierno (el poder del B.O.E.) sobre los
discursos genéricos, ideológicos o de buenas intenciones de la oposición.
En
el Gobierno son conscientes de que el discurso de la mejora de la crisis
económica sin más sigue sin calar en la opinión pública. En el último barómetro del CIS, con datos de creación de empleo y la
mejora del consumo constatada en Navidad, el PP siguió sin levantar cabeza en intención de voto.
El partido en el
poder se quedaba en un 27 por ciento, 19 puntos por debajo de los
resultados reales de 2011 y sólo unas décimas por encima de los comicios
europeos de mayo pasado.
El
debate sobre el estado de la nación es la última gran cita parlamentaria que
tiene Rajoy antes de las elecciones generales del próximo otoño. Y antes el PP
tiene que medir su desgaste acumulado, y lo hará tanto en los comicios andaluces en
Marzo como, sobre todo, en las elecciones municipales y autonómicas de dos meses después.
El
Parlamento es el terreno favorito del presidente del Gobierno para lanzar sus
mensajes y sus barones autonómicos esperan como agua de mayo cualquier
acontecimiento que influya en una posible remontada para el PP en los próximos
sondeos.
Rajoy
acude al Congreso después de dedicar casi todo el fin de semana y el lunes a
preparar su discurso. Ha repetido con sus principales asesores de esta
legislatura y de la pasada: la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, el jefe de gabinete, Jorge Moragas, y el jefe de la oficina económica de Presidencia, Álvaro Nadal. Sin olvidar a Pedro Arriola, consejero
áulico del PP desde los tiempos de José María Aznar.
Fuente:www.elconfidencial.com (Marzo/15).